jueves, 18 de agosto de 2011

La Perico 2011


Cuando el domingo 14 de Agosto estábamos en la salida José, Leo y yo sabíamos perfectamente lo que nos esperaba. Nos esperaba una de las marchas más duras en el calendario cicloturista y por supuesto de nuestra temporada.  Cuatro puertos, 175 Km nos iban a poner a prueba, yo lo tenía bien claro, TERMINARLA, mis sensaciones en la Sastre no habían sido las mejores, la temporada está siendo larga y dura.

Leo llevaba una semana fastidiado poco entrenamiento y con malas sensaciones se planteaba mi mismo objetivo, terminarla.

José…… Qué decir de José, nuestro líder, no tenía ninguna duda que José la terminaría y desde luego haciendo un buen tiempo.



La salida neutralizada nos llevo hasta Torrecaballeros, con dos mil ciclistas neutralizados se organiza algún tapón, pero bueno la cosa fue muy bien, aunque siempre tienes que llevar los cinco sentidos en alerta, un frenazo, afilador…. Te invita a desayunar suelo.



En Torrecaballeros empezó el baile, a toda pastilla hacia Navafria, una buena grupeta se hacía imprescindible para superar los constantes repechos que nos encontrábamos, en las bajadas te disparabas. Fue estremecedora la caída que se produjo en la recta antes del desvío a Navafria, le pillo a nuestro amigo Dani el del Boalo, rotura de maléolo, un fuerte abrazo amigo.

Navafria era el primer puerto, se sube bien, además es bonito, la última parte se hace un poco más dura, yo voy reservando y solo pienso en la Morcuera.

Bajada rápida y desde Lozoya a buscar grupeta que nos lleve a Canencia pueblo, allí otra vez a nuestro ritmo, la muy buena subida me permite llegar a Miraflores a las 11:10 un poco mejor que lo estimado por la organización como tiempo intermedio, me levanta un poco la moral. Sabía que José estaba por delante y que Polete estaría muy cerquita de mi. No sabía si por delante o por detrás, en la salida neutralizada y con varios carriles de salida con mediana nos despistamos.



Comienza Morcuera, hasta la caseta de los peones camineros bien, a partir de ahí…….. Creo que no conseguí pasar a nadie y a mí me pasaba todo el mundo, no recuerdo que se me hubieran hecho tan largo 4 Km nunca.


Las fotos lo dicen todo.



Las sales que nos daban arriba me vinieron de perlas y en la bajada me tome una de las barritas que mi amigo Santi Mosta me regalo, mano de santo, en Rascafria empecé a pedalear y ¡sentía las piernas!, ¡A por el último puerto!, ¡Es Cotos, lo conoces!.

Pode aguantar a una grupeta que llevaba el ritmo que yo necesitaba, todo fue bien hasta el final, los tres últimos kilómetros de Cotos fueron terribles, creo que no solo para mí. No pasaba como en Morcuera, aquí nadie pasaba a nadie, todos íbamos mal.

Fin de puerto y avituallamiento, no había parado hasta entonces, dos botellines de agua, una cocacola y sandia, la mejor sandia que he probado en mi vida…..Ahora a Navacerrada y ¡ya está!.



Una buena grupeta me llevo hasta la meta, sin grandes calentones, la emoción de haberlo casi conseguido me llevaba. Cuando cruzas la meta en una marcha como esta, sientes algo especial.



Allí estaba esperando José, Santi con su tiempazo (menos de cinco horas) y por supuesto mis fans, Reme, Rosa, Pepe, Jorge y Sergio.

Que buenas me supieron las cervezas en tan buena compañía y con el conjuro de que el año que viene vamos a ser alguno más.

martes, 9 de agosto de 2011

III Carlos Sastre

El pasado 7 de agosto me toco darme otro pequeño madrugón, tocaba ir hasta el Barraco para participar una vez mas en la ya clásica Carlos Sastre.
La verdad que las sensaciones no habían sido buenas durante las semanas previas y era consciente que me tocaría sufrir de lo lindo.

El recorrido era idéntico al de años anteriores, me lo conocía, un punto a mi favor y era consciente de donde sufriría.



La temperatura era menor al año anterior pero empezaba a levantarse un viento que nos acompañaría en toda la marcha.

Llegue pronto, con lo cual pude tener buen sitio para salir. La salida estaba prevista para las nueve, pero el bueno de Pedro Delgado llego un poco tarde y la salida se retraso unos diez minutos.

No se si por salir muy adelante, la salida fue rapidísima, cuando quise levantar la cabeza estaba empezando a subir el primer puerto, Alto de Navalacruz. Allí, Oscar el presi del club de Colmenar me comento que llevabamos 38 de media, ¡madre mía!.

Comienza la primera subida, el Alto de Navalacruz en su primera parte hasta el pueblo del mismo nombre se sube bastante bien, aunque el ritmo va calentando las piernas. A partir del pueblo el puerto se endurece y la pendiente pasa a ser de un 7%,8%, 9%. Para mi lo peor de este puerto es que no tienes bajada  para recuperar, en seguida empiezan unas rampas que nos llevan a Cepeda de la Mora. No pare en el avituallamiento, estaba sufriendo de lo lindo y prefería coronar el Alto de Barajas cuanto antes.


El ultimo kilómetro del Alto de Barajas es duro, con unos 200 o 300 metros al 13 0 14 %, pero a partir de ahí la marcha se suaviza, empiezan las bajadas.

Llevaba la mitad de la marcha y estaba en el punto mas alto, solo tenia que coger alguna buena grupeta y llegar lo mejor posible al último puerto, San Juan de la Nava.

Hasta llegar al pie de San Juan de la Nava me quedan 50 Km, la mayoría bajada, pero con alguna subida que nos calentara de lo lindo como la que hay al llegar a Navaltalgordo.

La subida a San Juan se hace mas cómoda que el año pasado, quizás por que la conozco o bien por que la temperatura no es muy alta. A partir de aquí me pongo a tirar, ¡tengo fuerza en las piernas!, voy recogiendo a gente e invitándola a seguir mi rueda. Así llego a el Barraco, destrozado y con la satisfacción de haber mejorado algún minuto con respecto al año pasado.

Ahora a recuperar para la Perico...........


jueves, 4 de agosto de 2011

Lagunas de Neila 2011

Una semana después de la celebración de la maratona, el 17 de Julio del 2011, acudimos una pequeña, pero de mucha calidad, representación del club a Las Lagunas de Neila.


La marchacicloturista de las Lagunas de Neila organizada por la Unión Ciclista Burgalesa es una de las más bonitas y mejor organizadas del calendario cicloturista en España. Una marcha de unos trescientos participantes en la cual la organización transmite un mimo muy especial a cada uno de los participantes.



La marcha es una rompe piernas de 156 Km. Los cuales son bastante exigentes a partir del kilómetro 80.



El domingo 17 amanece en San Leonardo de Yague frio y con viento, San Leonardo de Yague está a unos 20 Km. De Quintanar de la Sierra localidad donde se encuentra la salida de la marcha. Pasamos la noche en el hotel Manrique de Lara, acogedor, nuevo y limpio. Muy Recomendable.

Cuando llegamos a Quintanar el día no ha mejorado mucho, no parece Julio sino Abril. Dejamos la furgoneta en el camping, después de la marcha nos ducharemos en las duchas del mismo y es mejor dejar aquí la furgoneta, desayunamos y nos preparamos para ir a la salida, situada en la plaza del ayuntamiento.
Manguitos, Chaleco.....Dudas sobre si llevar el Chubasquero, ¡Es que nos vamos a mojar en todas las marchas menos en los Lagos!

Salida neutralizada durante unos ocho kilómetros, después la grupeta se dispara, además coincide con la primera subida dirección a Peña de las Ardillas.


Después a rodar, hice bien de no llevar ruedas de perfil, el aire nos fue castigando. Desde Hontoria a Castrillo de la Reina, pasando por Salas de los Infantes, fue rodar, rodar y mas rodar, dejándote llevar por la grupeta. No te das ni cuenta del avituallamiento situado en Salas.


A partir de Castrillo de la Reina, la grupeta se va estirando empieza a picar la carretera para arriba, poco a poco voy deseando el llegar al avituallamiento de Regumiel de la Sierra. Los avituallamientos al igual que el pasado año, perfectos, bebida fresca y variedad en la comida.

Poco después de Regumiel comienza la subida al puerto El Resomo, para mí, empieza lo bonito de la marcha. En la bajada hay que tener mucho cuidado, la bicicleta coge mucha velocidad y no hay que olvidar que hay animales sueltos.


En Navaleno comenzamos la parte "mas pestosa" por lo menos para mí, de la marcha la subida a los altos de Serradero y Puerto de Cargadero, uno enlaza con el otro con fuertes pendientes y después pequeños descensos o descansillos, nunca te deja coger un ritmo de subida. Al final el avituallamiento te anuncia que ya has coronado.

Después a Quintanar, bajada y a pensar en la subida a las lagunas. En Quintanar comienza la subida al puerto de Collado, primer escollo a salvar para llegar a las lagunas, el puerto en su primera parte es tendido y permite subir alegre, aunque las piernas ya llevan lo suyo. La última parte aprieta un poco más, de nuevo, un avituallamiento liquido nos indica que hemos coronado. A partir de aquí, una fuerte bajada giramos a la izquierda y Comienza el baile.



La subida a las lagunas es dura, de los 8 Km, hasta el 4 no suaviza un poco para recuperar. De nuevo a 1,5 Km de la llegada se vuelve a empinar y mucho. Desde luego lo más duro de toda la marcha.

OBJETIVO CUMPLIDO........Ahora ducha y comida.......Con un poco de suerte nos toca algún regalo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Maratona dles Dolomitas

La previa:
El año pasado no pudo ser, pero éste sí: ¡¡nos tocó la lotería!! En realidad se trataba del sorteo de plazas para la Maratona dles Dolomites. 138 kilómetros. 7 puertos. 4500 metros de desnivel acumulado. Vamos, un paseo.



Por desgracia no todos los miembros del grupo van a poder asistir. El trabajo, la familia, la falta de días de vacaciones (no se puede estar haciendo marchas todo el año) y los problemas de salud van provocando algunas bajas. A todos los que no fueron, y que seguro se quedaron con las ganas, los echaremos de menos.
Finalmente el cuerpo expedicionario del Club La Morcuera para la invasión dolomítica estará formado por:

El pelotón kiwi, que viaja en autocaravana y aprovechará para hacer un poco de turismo por la zona.
Felix, que irá en avión con su familia, también dispuestos para el turismo.
Irene, Polete, Dioni, Santi, Ismael, y un servidor: el equipo fregoneta.



La organización del viaje comienza con mucha fuerza:



 A los pocos días del sorteo Félix ya tiene su billete de avión, Ismael se ha ocupado de la reserva del hotel, y se han buscado varias ofertas de alquiler de furgonetas. Este último punto queda en el aire casi hasta el final, por que no resulta tan fácil como parece meter 6 personas y 6 bicicletas en una furgoneta de alquiler, y además que ésta tenga una cierta comodidad. Gracias a los enormes esfuerzos de Irene y Polete finalmente se encuentra, la semana antes de viajar, un vehículo que nos conviene. Ahora si que no hay excusas, ni posibilidades de echarse atrás. Todos listos para la gran aventura.

El viaje (de ida):


Jueves 7: De vacaciones y aún así no hay forma de librarse de los madrugones. A las 8 de la mañana ya me encuentro con Santi en la estación de Cercanías de Colmenar.
Antes de nada tenemos que imprimir los “posters” que van a decorar las ventanillas de la furgoneta, cortesía de Polete e Irene. Hecho esto salimos hacia Navalafuente, donde nos encontramos con todo el grupo furgonetero. Terminamos de cargar la furgoneta y culminamos su decoración los posters. Comprobamos que no nos olvidamos de nada y salimos hacia nuestro destino: ¡¡los Dolomitas!!
Un viaje que se hace ameno gracias a la conversación, las fotos a traición, y la comida “dietética”. Parece que cogeremos un par de kilos antes de llegar.
Después de mil y pico kilómetros y unos cuantos peajes en tierra francesa llegamos al hotel en el que pasaremos la noche, cerca del aeopuerto de Niza. Descubrimos que los temores sobre el ruido de los aviones son infundados: o no hay aviones o son muy silenciosos.

Viernes 8: El viaje continua. Aprovechando que estábamos allí mismo nos damos una vuelta por Mónaco. Eso sí, sin bajar de la furgoneta. Mucho lujo, el circuito urbano de Fórmula Uno, los yates, el casino... todo lo que quieras, pero también tienen su tienda de Zara. Hay que reconocer que las vistas de la ciudad desde las montañas cercanas son espectaculares, sobre todo en un día azul como éste. Pero todavía nos quedan muchos kilómetros por delante, así que salimos de Mónaco y entramos en Italia. Más autopistas, más peajes, más fotos a traición. Y por supuesto, más comida.


Cuando nos damos cuenta de que la mitad de los vehículos de la carretera son autocaravanas deducimos que nos estamos acercando a nuestro destino. Nada más salir de la autopista comenzamos a subir y a subir. ¡Estas montañas dan miedo, y eso que de momento no tenemos que dar pedales! Subimos, subimos, y seguimos subiendo, y luego para abajo. Pasamos por Corvara, donde se aprecia un gran ambiente ciclista, y nos cruzamos con los kiwis. Subimos el Passo Campolongo tomando buena nota de sus cuestas, que el domingo tocará subirlo dos veces. Bajamos el puerto y llegamos por fin a Arabba, donde esta nuestro hotel. Felix y su familia ya están allí desde hace un buen rato, y nos miran como diciendo: ya era hora. Cena (plato sorpresa: ¡¡pasta, claro!!) y a dormir.





El Día Antes:
Sábado 9: La preocupación del día es recoger los dorsales. Además Polete tiene que buscar un taller por que la maneta derecha se desliza por el manillar sin remedio. Con la bici en la furgo Irene y él se acercan hasta La Villa a una tienda de bicicletas que está abarrotada de gente ultimando la puesta a punto de sus máquinas, y consigue que se le solucionen el problema. Dioni, Félix y familia se acercan también en coche hasta La Villa, mientras que Ismael, Santi y yo decidimos ir en bici para soltar piernas. Y para eso nada mejor que subirse un puertecito (Passo Campolongo) nada más salir del hotel. Foto en la cumbre (hay tantos ciclistas que parece que la marcha ya haya empezado) y luego bajada hasta Corvara. De allí a La Villa también bajada, pero ya mucho más suave.


Recogemos los dorsales / regalos / propaganda reglamentarios, y damos una vuelta por la exposición de material ciclista. Allí nos reencontramos con Irene y Polete, que llega cojeando: una colisión frontal a alta velocidad dentro de la tienda de bicis se ha traducido en una uña medio suelta. Está claro que éste no es su día... Por lo menos la bici se la han arreglado, y si la uña no le molesta demasiado podrá salir en la marcha.
De vuelta al hotel, la mayoría en coche / furgoneta. Un par de locos (o sea, Santi y un servidor) dando pedales, sólo para hacer cierto el dicho “todo lo que baja sube”. ¿O era al revés? En cualquier caso la experiencia nos vale para comprobar como serán los primeros kilómetros de la marcha, desde La Villa hasta Arabba.
Pero hay otros miembros del grupo que también le dan a los pedales este día: los kiwis junior participan en las carreras infantiles que se organizan con motivo de la Maratona, y dejan muy clarito que dentro de poco nos sacarán los ojos en los puertos.
Al día siguiente hay que levantarse a las 4:30 (véase comentario anterior sobre las vacaciones y los madrugones), así que breve paseo, cena, y al catre. Antes de acostarse hay que dejarlo todo listo para el día siguiente, que luego entre el sueño y las prisas siempre se olvida algo. Con los nervios parece que cuesta más conciliar el sueño, pero al final caemos en los brazos de Morfeo.




El Día D






Sábado 10: caras de sueño en el desayuno. Normal, dada la hora. Pero hay que hacer un esfuerzo y comer bien, que luego nos va a hacer falta. Está allí también Polete, que a pesar de su uña averiada decide participar. Salimos con las bicis en los coches hasta la mitad de la bajada del Passo Campolongo, y desde allí en bici hasta la salida en La Villa. A pesar de los chubasqueros se pasa frío en la bajada y durante la espera hasta que se da la salida. 



Coincidimos con otro grupo de españoles a nuestro lado, y se intercambian algunas bromas. Por supuesto, estamos prácticamente al final de la parrilla de salida. No hay que romper la tradición.



Passo Campolongo: Finalmente nos ponemos en marcha. ¡Esto se mueve! La salida es picando hacia arriba hasta comenzar el primer puerto. Por una vez no se sale a todo tren, al menos no todos. Veo como el chubasquero de Santi se aleja poco a poco, presumiblemente acompañado de su dueño. Yo he decidido tomármelo con calma (una vez al año no hace daño), así que le pierdo de vista, pero no me preocupo. Pasamos por Corvara, centro neurálgico de la marcha, donde nos anima mucha gente. A esta ahora sólo pueden ser los acompañantes de otros participantes. También hay mucha gente en las primeras rampas del puerto, y es que, como nosotros, muchos dejaron allí los coches. Irene a puesto una bandera de España en la furgoneta, así que es fácil reconocerla cuando pasamos por allí. La saludo, y continuo la ascensión a ritmo tranquilo. La verdad es que con toda la gente que hay casi no hay otra opción. Es asombroso: casi no se puede ni ver la carretera. En los dorsales figura también el nombre del participante, así que es fácil comprobar que hay gente de todas partes. Coronamos y para abajo. Subiendo no se notaba tanto el frío, pero en la bajada hay que volver a recurrir al cortavientos y a los manguitos, y de paso una barrita de las del kit de inscripción. En el tramo final del descenso se puede ver el inicio de la subida al Pordoi. Bueno, lo que en realidad se ve es una cinta de ciclistas que ya lo están subiendo.

Passo Pordoi: No hay transición entre uno y otro puerto: se acaba el descenso justo cuando comienzas a subir. Todavía hay mucha gente y es complicado ir rápido aunque quieras. Así que calma y a disfrutar de la subida y del paisaje, que es realmente espectacular, tanto el que brindan las propias montañas como el que ofrecemos los ciclistas. Da igual que mires arriba o abajo: las sucesivas curvas en herradura permiten observar todo el puerto, cubierto de gente. El tiempo es estupendo, como lo será toda la jornada. Fresco todavía, pero para mi perfecto, así se sube más cómodo. La gente todavía está con fuerzas, y se nota por las conversaciones que hay. ¡Seguro que dentro de un rato estamos menos parlanchines! Las vistas desde la cima son realmente de postal. Otra barrita del kit, cortavientos y para abajo con cuidado, que todavía somos muchos. Por suerte el asfalto está seco y en muy buen estado, y el tráfico cortado, así que a disfrutar. De repente llegamos a un cruce, y sorprendentemente nos desvían, por lo que dejamos de bajar y empezamos a subir. Que raro.
Passo Sella: Pues nada, para arriba. Este puerto no es muy largo, pero ya tiene unas rampas majillas. Además el inicio es por una zona umbría en la que hoy todavía no ha dado el sol, así que está más que fresquito. Si además resulta que el inicio del puerto está a 1800 metros de altura, lo del frío no puede sorprender a nadie. Las vistas no son tan espectaculares como en el Pordoi, pero no están nada mal. En el último tramo ya da nos da el sol y nos calentamos un poco más, por que las rampas del puerto ya se ocupaban de ello desde el principio. Aquí se empieza a notar más el nivel de fuerzas de cada uno. Corono, otra barrita del kit (seguridad ante todo, nada de pájaras) y hacia el siguiente. Están en obras en un punto del descenso, pero la señalización lo advierte con tiempo. Además ya nos mandaron el día anterior un par de SMS al móvil advirtiéndonos de ello. Un punto para la organización. Bueno, uno más, por que la verdad es que la organización era de fábula.
Passo Gardena: El más suave de todos los puertos, con un tramo bastante largo de llano. Como iba de paseo mantuve el plato pequeño en esa parte, observando el muro de piedra que se levantaba a nuestra derecha. Pero la mayoría aprovechaban para poner el plato grande. Ya llegaría la revancha en cuanto volvieran las cuestas. Después de coronar bajada hacia Corvara: un primer tramo lleno de curvas en herradura y luego un segundo más rápido. La vista del valle de Corvara desde la cima del puerto, una vez más, espectacular. Tanto que, de la emoción, me comí la cuarta barrita del kit (sí, sí, a mi me dieron cuatro, que pasa. Supongo que me vieron muy delgado y dijeron, como mi madre: está en los huesos, vamos a llenarle el plato, a ver si engorda)
Passo Campolongo (otra vez): Una vez llegados a Corvara enfilamos el puerto de nuevo. También hay mucha gente animando, creo que incluso más que durante el primer paso. La organización repartió “aplaudidores” a los espectadores, y los hacían sonar con mucho entusiasmo. La verdad, casi parecía que estuvieras en el Giro. Además había varios animadores, uno de ellos con un látigo cuyos chasquidos confundí al principio con petardos. No parecía que lo usase contra los ciclistas, si no que se limitaba a hacerlo restallar en el aire. No sé si sería por el miedo al látigo, o por que el pelotón ya circulaba muy estirado, pero este segundo paso por el puerto fue notablemente más rápido que el primero. Una vez más Irene resultó fácil de localizar gracias a la bandera, y nosotros también fuimos más fáciles de ver, al no pasar tan apiñados como antes. En la cima del puerto estaba montado un avituallamiento. Perfecto para rellenar un bidón que tenía vacío y coger un par de plátanos que comí allí mismo. 5 cimas en 65km. No está mal. La bajada del puerto esta vez se hizo más larga, por que una vez llegados a Arabba no giramos hacia el Pordoi, si no en sentido contrario, descendiendo ya con menos pendiente a lo largo de un desfiladero. Aunque en la marcha participó mucha gente, ya eran varios lo que la habían dado por terminada en el paso por Corvara. Además no había un terreno propiamente llano, así que no se formaron grupetas grandes, si no de 10 – 20 personas. Un par de repechos le pusieron algo de salsa a este tramo; sobre todo el segundo: 2,5km al 8%. Alguno ya preguntaba ¿Giau? Pero no, todavía no había comenzado ese puerto. En la cima de este repecho estaba el desvío hacia el Falzarego para los que quisieran hacer el recorrido medio, y la verdad es que resultaba una tentación. A pesar de haber ido tranquilo, los kilómetros y los puertos subidos ya se notaban en las piernas. Pero como somos cabezones pues no, de cabeza hacia abajo, hacia el famoso Giau. A Félix y a Dioni no les dieron opción y les obligaron a seguir hacia arriba, hacia Falzarego. Por 5 minutos.
Passo Giau: 10km al 9.5%. ¿Preguntas? El puerto es muy bonito, como todos los de la zona. Eso si, duro ya desde el principio. Algunos puentecillos daban un poco de tregua, y la gente aprovechaba para para en ellos y tomarse un respiro. Y es que aquí ya no había trucos: el que tenía fuerzas subía, y el que no, pues también, sólo que más despacio. Yo comencé bastante animado (quizás demasiado), pasando mucha gente en los primeros kilómetros, pero al final se me hizo largo, y lo pague, claro. Menos mal que no demasiado caro... El sol pegaba con fuerza en la base del puerto, pero arriba se estaba más fresquito, sobre todo en un pequeño túnel que había que pasar: alguien se había dejado la nevera abierta. Otro avituallamiento más que bien venido en la cima, desde donde por cierto se veían unas montañas que impresionaban. Daba miedo bajar en aquella dirección, no fuera a ser que tuviéramos que subirlas después. Pero en fin: bebida, un bocata, y curados todos los males. Para abajo. Un descenso muy rápido, con el asfalto en buenas condiciones salvo en algún punto que te podía dar un sustillo. Ya al final del puerto una ambulancia evacuaba a un participante que había sufrido una caída. Un recordatorio para el descenso que aún nos quedaba: hay que ir siempre con cuidado.
Passo Falzarego / Valparola: La cosa tiene su miga: se sube el Falzarego, y una vez en la cima, hay que subir un  poquito más hasta el Valparola. No es una subida de mucha pendiente, pero las fuerzas ya estaban al límite y adelantas a mucha gente. El paisaje es distinto al de los otros puertos, quizá más vulgar, menos dolomítico, pero a la mayoría eso es lo que menos les preocupa. En la cima de Falzarego otro avituallamiento. Aunque ya sólo resta 1 kilómetro para el Valparola y luego es bajar y poco más prefiero parar para beber y tomar otro bocata. Si se va tranquilo, pues se va tranquilo. El descenso tiene varias curvas en la parte alta, pero luego es más rectilíneo y más rápido. Volvemos a La Villa, el punto de inicio de la marcha, y ya sólo queda un falso llano hacia arriba hasta Corvara, donde se finaliza. En este tramo decido apretar a tope, plato grande y adelante. Resultado: un bonito sofocón al final.

Me reúno con Irene primero, y con Santi después, que ya llevaba un rato por allí. Después de los comentarios de rigor, decidimos ir en busca del almuerzo, mientras Irene espera a que lleguen los demás. Conseguir la comida no fue difícil, estaba bien organizado. El problema era llevar cada uno dos platos, más la bebida, más el postre, sin que se cayera nada. Aprovechamos para recoger también un chaleco que daban como obsequio a los participantes, lo que no era sencillo, ya que estaba organizado de un modo un poco caótico, a lo que contribuía en buena medida la poca paciencia y menos modales de alguno.
Llegaron practicamente al mismo tiempo el comando kiwi, Ismael, y Polete. La guinda la pone la aparición de Félix y Dioni: como les habían desviado hacia el Falzarego habían llegado mucho antes, y estaban en una carpa disfrutando de unas cervecitas. ¡Ya podíamos preocuparnos por ellos!

Después de reponer fuerzas toca volver a casa. No se como, de repente me encuentro subiendo el Campolongo otra vez ¡montado en la bici y dando pedales! Este Santi es un liante, y yo, que entro al trapo... En fin, que nos volvimos los dos pedaleando. En dos días habíamos subido 5 veces el dichoso puerto. Los demás mostraron más sentido común y volvieron al hotel en furgoneta, que es lo suyo.
Ducha, unas cervecitas (Gina nos lo puso difícil: nos hizo subir a pie media montaña hasta el bar. Y eso que los había al lado del hotel) y a cenar (más pasta). Comentarios abundantes sobre la marcha,  acerca de como lo había pasado cada uno, lo que se había visto,etc. Sin duda todos disfrutamos, aunque todos tuviéramos nuestro momento malo, pero no cabe duda de que mereció la pena. Tras la cena la propuesta de los más trasnochadores de acercarse hasta Corvara a ver el ambiente que había no tuvo quorum, y ellos tenían miedo de ir solos, así que todos a dormir.



Día D +1 / +2
Para algunos (el equipo fregoneta) la vuelta a casa. Para el resto, un poco de turismo antes de volver. Más o menos igual que la ida, sólo que ya un poco cansados de tanto viaje. El lunes hicimos parada intermedia en Verona para comer y ver la casa de Julieta. La de Romeo tendrá que esperar. Por la noche pequeña crisis ya que no habíamos reservado ningún hotel, pero al final dimos con uno. Al día siguiente más viaje, por fin la vuelta a España: la cerveza fría, el bocata de calamares y la gente que habla en cristiano. Todos deseando llegar a su casa, pero contentos por la experiencia vivida.